El día que el unicornio arcoíris volvió a nacer
Hace un tiempo, un pequeño unicornio de crochet se perdió. Fue una de mis creaciones más queridas y me dio mucha pena, pero como en los cuentos, la magia siempre encuentra la forma de volver. Y así fue como decidí que el unicornio arcoíris tenía que nacer de nuevo.
Volver a tejer una pieza nunca es hacer una copia. Cada muñeco, aunque el patrón sea el mismo, cobra su propia vida. Empiezo con el cuerpo, con un ovillo de algodón blanco que parece una pequeña nube. Punto a punto, o mejor dicho, ‘palote a palote’, va tomando forma su cabeza, sus patitas…
Pero la verdadera fiesta empieza con el color. La crin y la cola son mi parte favorita. Saco mis ovillos de colores y los coloco en fila: el rojo de la fuerza, el amarillo de la alegría, el azul de la calma… Cada hebra que coso en su cabeza es un buen deseo para el niño o la niña que lo vaya a abrazar.
Este nuevo unicornio ha nacido un poco más pícaro que el anterior. Me lo imagino siendo el compañero de grandes aventuras y el guardián de los mejores secretos.
No es solo un muñeco. Es el resultado de horas de trabajo, de un poquito de nostalgia y de mucha ilusión. Y ya está listo para encontrar su nuevo hogar. ¿No os parece pura magia?