Por qué ‘Palotes’ y no ‘Puntos’: La historia que mi abuela me dejó en herencia

Si cierro los ojos, todavía puedo oírlo. El suave tintineo de las agujas de mi abuela y su voz tranquila diciendo: ‘A ver, Chari, vamos a tejer unos cuantos palotes más por aquí’. Para ella no existían los ‘puntos altos’ ni los ‘puntos bajos’ del manual. Para ella, tejer era hacer palotes, uno detrás de otro, hasta que la lana se transformaba en algo mágico.

Nunca fui consciente del tesoro que me estaba entregando en esas tardes de infancia. Para mí era un juego, pero en realidad estaba aprendiendo un lenguaje. Un lenguaje sin palabras, hecho de gestos, paciencia y mucho cariño.

Cuando la vida me puso a prueba y necesité un refugio, volví a ese lenguaje. Volví a los ‘palotes’ de mi abuela. Y en ellos encontré la calma, la fuerza y la conexión con mis raíces.

Por eso, cuando mi familia me animó a crear este pequeño rincón en internet, no tuve ninguna duda sobre el nombre. Tejiendo Palotes no es solo un nombre curioso. Es un homenaje a ella, a mi abuela. Es mi forma de darle las gracias y de asegurar que su manera de nombrar el cariño sigue viva en cada muñeco y en cada patuco que sale de mis manos.

Gracias por asomarte a mi historia. Espero que te quedes.